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¡Sin mujeres, no hay democracia!

NumerosTemas-06

¡SIN MUJERES, NO HAY DEMOCRACIA!

LA PARIDAD DE GÉNERO

Si bien se han hecho muchos esfuerzos para medir la democracia, la participación de las mujeres rara vez ha sido considerada como un elemento importante en su medición. Muchos de los principales autores clásicos pensaron que la ciudadanía era sólo cuestión de hombres y además que cuando hablaban de “hombres”, estaban incluyendo a hombres y mujeres. De esta manera, invisibilizaron el hecho de que hombres y mujeres no tenían los mismos derechos formales o que simplemente ellas no participaban en la cosa pública porque había un montón de barreras reales que les impedían ejercer sus derechos políticos de igual manera que lo hacen los hombres. Por ejemplo, las mujeres pudieron votar en Suiza recién a partir de 1972, pero mucho antes de ello mucha gente decía que “Suiza era una democracia”.

SABÍAS QUE…

“[…] como recoge la instrucción dada por la Enciclopedia, durante el Antiguo Régimen, ciudadano “es aquel miembro de una sociedad libre de varias familias que comparte los derechos de esta sociedad y se beneficia de esas franquicias” y que “sólo se otorga este título a las mujeres, a los niños y a los sirvientes como miembros de la familia de un ciudadano propiamente dicho. Mujeres, niños y sirvientes no son verdaderos ciudadanos”. Montesquieu sostenía: “¿No han violado todos el principio de igualdad de los derechos al privar tranquilamente a la mitad del género humano del derecho de concurrir a la formación de las leyes, al excluir a las mujeres del derecho a la ciudadanía?” 

 

Fragmentos de: Estela Serret. 2016. “Género y democracia”. INE.

Durante mucho tiempo a mucha gente no les importó que la mitad de la población no pudiera votar ni ser elegida como gobernante. La ausencia de mujeres como gobernantes o representantes electos no era un requisito de la democracia para ser democracia. Es más, muy poca gente pensó que esto fuera un problema. Fue necesaria la lucha de generaciones de mujeres feministas -y de hombres que poco a poco se sumaban a la causa de igualdad- para que se diera el reconocimiento de los derechos de las mujeres. El derecho a votar y ser votadas apenas modificó  la situación subordinada de las mujeres. El feminismo se enfrentó al reto de redefinir su posición frente a la ciudadanía.

LA HISTORIA DEL FEMINISMO

Carki Productions, Video de 11 de julio de 2018. 11’06’’.

Video_Mesa de trabajo 1
Si bien las mujeres han comenzado a votar desde fines del siglo XX e inicio del siglo XXI, recién en las últimas décadas las mujeres están consiguiendo presentarse como candidatas y ser electas como gobernantes casi en un número similar al de los hombres. Estos esfuerzos han supuestos cambios en la manera en que se entendían los derechos humanos y en el modo en que el derecho internacional público obliga a los estados parte a reconocer que las mujeres son sujetos en igualdad de derechos que los hombres. En la actualidad, resulta impensable una democracia sin la participación de las  mujeres, es decir, de la mitad de la población. Por  eso,  luchamos para  que  las mujeres puedan ejercer sus derechos en igualdad con los hombres y estamos construyendo democracias paritarias.

EN RESUMEN 

  • La democracia es imposible si la mitad de la población (las mujeres) no acceden en igualdad de condiciones a los puestos de poder en las instituciones públicas. De ahí que decimos que sin mujeres, no hay democracia.
  • La participación de las mujeres en todos los espacios sociales y de toma de decisiones de un sistema político democrático hacen cierta la idea de que esa democracia respeta la libertad y la igualdad. Cuando las mujeres están ausentes de los procesos de toma de decisiones, no hay democracia, porque sin ellas tampoco están sus ideas, sus demandas y sus necesidades.

LA DEMOCRACIA PARITARIA

La paridad de género es una estrategia que busca integrar la diferencia sexual a la democracia representativa. El término paridad deriva del latín “paritas” que significa “condición de ser el par o igual de alguna cosa”. Esta idea surgió en la Cumbre Europea “Mujeres en el Poder”, realizada en Atenas en 1992, intentando generar herramientas que facilitaran una distribución igualitaria del poder en las instituciones públicas. En 2015, el Parlamento Latinoamericano y Caribeño aprobó la “Norma Marco para Consolidar la Democracia Paritaria” para establecer cuáles eran las reformas institucionales, legislativas, políticas y de servicios públicos que debían orientar a los poderes públicos y a los partidos políticos para avanzar hacia una democracia paritaria.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN UNA DEMOCRACIA?

Entrevista a Line Bareiro, representante del movimiento de mujeres en América Latina, abogada y politóloga feminista. 9’31’’.

Video_Mesa de trabajo 1

La introducción de la paridad de género  supuso  un  nuevo  contrato social  y  una  manera  diferente de pensar las relaciones de poder en un sistema político. La paridad tiene como objetivo central garantizar el acceso al mismo trato y oportunidades para el reconocimiento, goce y  ejercicio de los  derechos   humanos  y  las  libertades   fundamentales de goce y ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, sin importar sus diferencias. La paridad puede ser interpretada en tres vertientes:

  • Paridad como principio: que funciona como un parámetro de interpretación del principio de igualdad sustantiva;
  • Paridad como derecho: norma jurídica concreta que las personas pueden hacer valer frente a los tribunales para evidenciar un trato discriminatorio que afecta sus derechos y;
  • Paridad como regla procedimental: aplicación de criterios, reglas o procedimientos para cumplir con el mandato de igualdad sustantiva, basada en la idea de 50 y 50 en la visión binaria de géneros.

Diversos países, como México, han hecho esfuerzos sustantivos para conseguir que las mujeres accedan a las candidaturas y ganen escaños y puestos de poder en el poder Legislativo o en Presidencias Municipales de la misma manera que lo hacen los hombres. Si bien en un inicio se aprobaron medidas de acción afirmativa o cuotas de género, es decir, reglas institucionales que provocan diferentes estructuras de oportunidad para la elección de las mujeres en cargos de representación para favorecer el acceso de las mujeres a las candidaturas a los cargos de representación popular, con el paso de los años cada vez más países latinoamericanos incluyeron la paridad de género como principio constitucional integral definitivo en sus reglas electorales

Estos esfuerzos han convertido a nuestros países como los que más han impulsado la representación política de las mujeres, pasando de 9 por ciento el número de mujeres diputadas en 1990 en términos medios en unos 17 países de la región a un casi 30 por ciento en 2019, según los datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Este incremento significativo fue resultado de las reformas orientadas a mejorar la participación y representación política de las mujeres en las instituciones públicas. En ese sentido, destacan Costa Rica (2009), Ecuador (2009), Bolivia (2009/2010), Nicaragua (2012), Honduras (2016), Panamá (2007) y Argentina (2017) que son los que ya han aprobado medidas orientadas a la paridad de géneros en el registro de candidaturas. 

En México, desde 2014, la paridad entre los géneros está incorporada a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, por tanto, la paridad de género es un principio constitucional integral definitivo, un derecho y una regla procedimental. Este esfuerzo impulsado desde diversos sectores (el movimiento amplio de mujeres, el movimiento feminista, las diputadas y senadoras, los funcionarios/ias y jueces electorales, las las periodistas y las académicas) se

materializó en la elección del 1 de julio de 2018 cuando tanto la Cámara de Diputados como el Senado de la República consiguieron una integración casi paritria entre hombres y mujeres. 

Estos esfuerzos han convertido a nuestros países como los que más han impulsado la representación política de las mujeres, pasando de 9 por ciento el número de mujeres diputadas en 1990 en términos medios en unos 17 países de la región a un casi 30 por ciento en 2019, según los datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Este incremento significativo fue resultado de las reformas orientadas a mejorar la participación y representación política de las mujeres en las instituciones públicas. En ese sentido, destacan Costa Rica (2009), Ecuador (2009), Bolivia (2009/2010), Nicaragua (2012), Honduras (2016), Panamá (2007) y Argentina (2017) que son los que ya han aprobado medidas orientadas a la paridad de géneros en el registro de candidaturas. 

En México, desde 2014, la paridad entre los géneros está incorporada a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, por tanto, la paridad de género es un principio constitucional integral definitivo, un derecho y una regla procedimental. Este esfuerzo impulsado desde diversos sectores (el movimiento amplio de mujeres, el movimiento feminista, las diputadas y senadoras, los funcionarios/ias y jueces electorales, las las periodistas y las académicas) se materializó en la elección del 1 de julio de 2018 cuando tanto la Cámara de Diputados como el Senado de la República consiguieron una integración casi paritria entre hombres y mujeres. 

EN RESUMEN

  • La paridad de género es una estrategia que busca que busca integrar la diferencia sexual a la democracia representativa.
  • La paridad debe ser entendida en tres dimensiones: como un principio, como un procedimiento y como un derecho.
  • La democracia paritaria es una de las metas más importantes de la actualidad, que supone no sólo que las mujeres estén presentes en las instituciones sino que sus intereses y demandas se vean atendidos y satisfechos como parte del bienestar común.

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